jueves, 30 de septiembre de 2010

V. Woolf dice que cuando miramos al pasado es porque estamos viviendo intensamente el presente. No sé si será tan así, no sé si se tratará del miedo a vivir de ese modo como la causa de aferramos al pasado, o de ciertas obsesiones que aún penan en la mente. Por lo menos, para bien o para mal, esto ya se va pareciendo a una vida y prefiero pensar que todo lo demás se atiene lo que dice la autora..
Es tan grande y esperado el sueño que,
por la ansiedad de seguir esperando,
suele confundirse con otros que se le parecen
y sigue perfumes que se le parecen,
sonrisas que se le parecen,
besos que se le parecen,
música que se le parece...
¡Qué miedo embarga al pensamiento!
cuando se percata
de que ese sueño,
el que vivía,
no era su sueño
y debe volver a comenzar.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Ahora, después de diez mentiras y un recuerdo, entendí que la palabra* que decías al nombrarme la sacaste del libro que tu madre leía antes de dormir. Fui hasta la biblioteca, busqué ese libro, encontré la palabra y dormí toda la tarde con la página del libro pegada a mi pecho.
Lo que tu no sabes es que busqué la etimología.

*Amor:Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Y si vuelves trae contigo tu cara, la misma que golpeé cuando me mirabas, tal rey a su mendiga, teniéndome pena. Trae los amaneceres en los que limpiaba tus ojos de llantos repentinos, por miedo a no seguir viviendo. Trae los momentos en los que te rescate de la rutina, en los que te enseñé a perdonar. Trae los dibujos y los poemas que te regalé (no importa que estén rotos, o viejos, o incompletos). Trae los caminos por los que anduve contigo, a pesar de estar enferma, a pesar de estar exhausta. Trae los insultos que te dije, para recordar cuales fueron los tuyos, también trae la sábana de la última cama en la que estuvimos juntos. Trae el día en el que me pediste que te esperara para fugarnos juntos y nunca llego tu presencia, ni tu.
Pero lo que más te pido, y necesito que traigas, es el pedazo de alma que te llevaste contigo. Así volveré a estar completa, para mirarte tal reina a su mendigo, y poder recordar todo lo que me alejó de ti.
No vuelvas sin la parte de mi alma que te llevaste, no juegues sucio como las dos veces anteriores, sabes que sin ella no puedo reconocer al bandido que viene para quitarme las otras partes y las otras vidas.

Postal antes de un futuro encuentro.

Algún día soñaré con el árbol al que tú llegarás y cuando te vea estaré tan nerviosa -no sabré qué decir- y quizás me ponga a llorar, me tiemblen las manos y no las pueda sacar del poleron amarillo que, seguramente, traeré puesto.
Es probable que no pueda pronunciar algunas palabras, que no entienda las indirectas ni descifre tus metáforas. Entonces, y mientras te vea venir, saldré corriendo tan desesperadamente como un ladrón que huye de la gringa a la que le robó las llaves.
Ante esto, te ofrezco dos opciones: que corras detrás mio hasta alcanzarme, o que te des la vuelta y hagas como si nunca hubiera soñado.