sábado, 4 de septiembre de 2010

Postal antes de un futuro encuentro.

Algún día soñaré con el árbol al que tú llegarás y cuando te vea estaré tan nerviosa -no sabré qué decir- y quizás me ponga a llorar, me tiemblen las manos y no las pueda sacar del poleron amarillo que, seguramente, traeré puesto.
Es probable que no pueda pronunciar algunas palabras, que no entienda las indirectas ni descifre tus metáforas. Entonces, y mientras te vea venir, saldré corriendo tan desesperadamente como un ladrón que huye de la gringa a la que le robó las llaves.
Ante esto, te ofrezco dos opciones: que corras detrás mio hasta alcanzarme, o que te des la vuelta y hagas como si nunca hubiera soñado.

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